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Gonzalo Urculo Crowdfarming

Gonzalo Úrculo | Crowdfarming | «Comprar alimentos directamente a los agricultores es el acto rutinario más potente para crear un impacto social»

Gonzalo es CEO y cofundador de Crowdfarming. Es, sin duda, la figura del «farmeneur» por excelencia. En 2010 cofundó Naranjas del Carmen, cuando probó por primera vez (con éxito) el concepto de CrowdFarming en la plantación de su familia. Cuando la lista de espera de adopción de naranjos alcanzó el umbral de 10.000 personas, se dio cuenta de que esta idea estaba destinada a convertirse en una revolución agro-social global.

Como consecuencia de este primer éxito, en 2017 lanzó Crowdfarming, una plataforma online plataforma donde los agricultores de todo el mundo pueden vender su cosecha directamente a los consumidores finales

Hace apenas unas semanas anunciaban una Serie A de 15 millones de euros con QImpact, Seaya Ventures y Triodos Food Transition Europe Fund como protagonistas, convirtiéndose en una de las startups del sector de la agricultura y del Climate Tech más importantes de España.

Conozcamos un poco más a Gonzalo:

¿Cómo explicarías lo que hace CrowdFarming a quien aún no lo conozca?

CrowdFarming es un marketplace donde las personas no solo pueden comprar productos orgánicos directamente a los agricultores, sino también obtener respuestas sobre cuál es el impacto social y medioambiental de sus compras. Ofrecemos a los agricultores todos los servicios necesarios para que puedan crear su propio canal de venta directa y la experiencia de compra del consumidor sea la mejor posible.

¿Cómo comenzó el proyecto y cómo se formó el equipo?

CrowdFarming nace por casualidad. Hace 10 años mis hermanos y yo heredamos el huerto de naranjos abandonado de mi abuelo. Mi familia no lo podía mantener porque la naranja se vendía por debajo de los costes de producción y lo pusieron a la venta. Mientras se intentaba vender, convencí a mi hermano para dejar nuestros trabajos urbanitas y probar suerte como agricultores ecológicos.

Esto fue en 2010 y desde entonces ha llovido mucho. Conseguimos montar una web y una logística para vender nuestras naranjas directamente a consumidores finales de toda Europa. En 2016, teníamos ya una empresa con 40 trabajadores y éramos capaces de vender toda nuestra cosecha sin intermediarios. Se empezó a correr la voz de nuestro pequeño éxito local y muchos agricultores nos llamaron para que les ayudáramos a montar un canal de venta directa.

Lanzamos CrowdFarming en 2018 para ayudar a más agricultores a vender sus productos directamente al consumidor final. Hoy somos 130 personas de 14 nacionalidades ayudando a que más de 200 agricultores vendan sus productos ecológicos a familias de toda Europa.

¿Cómo se pasa de granjero a “Farmeneur”? ¿Qué puntos comunes encuentras?

Un Farmeneur es un agricultor-emprendedor que se lanza a crear un canal de venta directo al consumidor final bajo su propia marca.

¿Cómo podemos impulsar el emprendimiento en el campo?

Una buena medida para impulsar el emprendimiento en el campo sería replantear la política de subvenciones. Muchos supermercados venden a los consumidores productos cultivados  fuera de la Unión Europea a un precio que sería imposible ofrecer a un agricultor europeo. Pero estos mismos consumidores son luego los que pagan con sus impuestos la diferencia de precio para mantener la agricultura en Europa.

Creo que si se subvenciona una industria de forma indefinida y sin criterio agronómico, ocurren este tipo de incoherencias.

A nivel particular cada uno de nosotros podemos fomentar el emprendimiento agrícola europeo comprando nuestros alimentos directamente al productor. Comprar alimentos directamente a los agricultores es el acto rutinario más potente, al alcance de cualquier persona, para crear un impacto social y ambiental positivo.

¿Cómo habéis conseguido convencer a inversores tan diversos y reconocidos?

No me considero ningún experto en temas de inversiones, más bien todo lo contrario. Es un campo donde no tengo experiencia. Llevo 11 años emprendiendo en el sector agrícola pero nunca había participado en una ronda de financiación. El “bootstrapping”, algo que yo traduzco, probablemente de forma errónea, como “economía de guerra” ha sido nuestra cultura financiera hasta que tomamos la decisión de convertir nuestro pequeño caso de éxito local en un proyecto escalable y global.

Puede sonar vanidoso pero nuestro objetivo no era convencer a inversores, sino encontrar a las personas que más alineadas estuviesen con nuestra misión y valores y que estuviesen dispuestas a aportarnos su tiempo y capital. Personas que entiendan la creación de valor a largo plazo de la misma forma que nosotros.

No necesitábamos el dinero para seguir creciendo pero sí notábamos que la experiencia de nuestros inversores y una mayor liquidez nos iban a permitir afrontar proyectos más ambiciosos.

¿Cómo planeáis vuestra expansion internacional? ¿Dónde está el límite?

Nacimos como un proyecto internacional desde el principio. Producimos en 8 países y vendemos en más de 25. Tenemos la suerte de que la demanda de productos ecológicos directamente de los agricultores no sea una moda de un país concreto, es una tendencia que está ocurriendo en muchos países.

El equipo de CrowdFarming tiene una mentalidad multilocal. Esto significa que queremos crear un impacto global pero siempre teniendo en cuenta las particularidades de cada mercado. No replicamos la misma estrategia en todos los países sino que incorporamos conocimiento local al equipo para desarrollar una estrategia en cada una de los mercados donde operamos.

Un emprendedor al que admires ¿Por qué?

Admiro a esos héroes locales que desde sus pueblos han construido empresas globales. En España es fácil encontrar uno de estos héroes prácticamente en cada pueblo. Poder conocerlos y escuchar sus historias con un almuerzo de por medio es igual o más inspirador que escuchar charlas de Ted Talk.

¿Cómo te ves a ti mismo y a CrowdFarming en 3 años?

Tengo una visión optimista sobre el futuro de la cadena de suministro de alimentos. Las personas están demandando más transparencia y eso beneficia a la venta directa.

Creo que un proyecto o una empresa no es capaz de cambiar el sistema. La sociedad en su conjunto es la que está generando la revolución agri-social que estamos viviendo. Que nazcan proyectos como CrowdFarming es la consecuencia y no la causa de lo que está pasando.

Las personas que trabajamos en CrowdFarming tenemos un perfil activista. Queremos ser parte del cambio y si nuestro proyecto está creciendo es porque hay cada vez más agricultores y consumidores buscando una cadena de suministro más sostenible.

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