Manel Hernández es fundador y CEO de Kiki, un marketplace social que conecta a personas con ideas afines para disfrutar de experiencias reales. Es la primera red social del mundo que acorta el tiempo virtual de los usuarios y promueve experiencias en el mundo real. Manel ha sido advisor, inversor y colaborador de diversas aceleradoras por todo el mundo, aunque actualmente vive en San Francisco.
Conozcamos un poco más a Manel:
¿Cómo explicarías lo que hace Kiki a un inexperto en el área?
KiKi es un social marketplace que permite a los usuarios conocer gente real, comprar y compartir experiencias, cuando y donde lo desee. El solicitante paga un pequeño importe en KiKi Coins (con el fin de garantizar el encuentro) y a cambio, el receptor, en caso de aceptar, puede ganar hasta el 70% de esos KiKi Coins, para posteriormente usarlos en los establecimientos con los que tenemos acuerdo.
¿Qué hace especial a Kiki como para haber sido ese 0,016% aceptado en 500 Startups Batch 25?
Que somos la primera aplicación que te recompensa por divertirte y crear oportunidades reales. Nuestros grandes competidores de la industria siguen todos el mismo patrón: crear chats online para que dos personas interactúen. Su objetivo acaba en ese match. Nosotros, sin embargo, supimos diferenciarnos y crear valor, ya que los usuarios pueden escoger entre los planes que nuestra app les propone, como ir a tomar un café o ir al cine. Creemos que el cara a cara es la mejor forma de conocer realmente a la otra persona. Además, la generación Z y los Millenials, a pesar de tener muchas opciones para relacionarse, declara que hasta un 30% se siente solo y reconoce no tener amigos.
Hasta la fecha, ningún competidor hizo ni está haciendo nuestro modelo de negocio. KiKi es un modelo disruptivo. Eso explica el premio que nos entregaron a principios de año en Miami en los IDateAwards en la categoría: BEST UP AND COMING DATING SITE. Este reconocimiento es para la mejor aplicación de dating con menos de 3 años de antigüedad, y que muestra altos índices de éxito a futuro. Logramos el premio por delante de aplicaciones de prestigioso reconocimiento y de impacto mundial como Badoo, Bumble, Tinder y otras grandes de la industria. Asimismo, quedamos terceros en la categoría BEST NICHE DATING SITE.
¿Que virtud crees que debe de explotar Kiki?
Nuestra principal virtud y diferencia es que somos la única aplicación de la industria que comparte los beneficios con sus usuarios, monetizando su tiempo libre (economía colaborativa).
¿Qué es lo que más valoras del equipo de Kiki?
Que a pesar de la distancia física entre nosotros, estamos súper unidos. Desde que nacimos, el equipo de KiKi siempre estuvo en remoto por lo que el COVID19 no nos afectó en ese aspecto. Nos convocamos mínimo dos veces por semana para revisar el avance de los trabajos y la consecución de los objetivos. Actualmente, nos encontramos entre Estados Unidos, España y Japón.
Un emprendedor al que admires ¿Por qué?
Amancio Ortega. Porque sus valores y los pilares que rigen su día a día son envidiables: trabajo duro, trato afable con sus empleados, y la familia siempre cerca. Es habitual en empresarios de su categoría obviar cualquiera de esos pilares, pensando que no son necesarios los tres. Prueba de la obligatoriedad de todos ellos es que personas como Amancio se cuentan con los dedos de una mano.
Además, me gustaría recalcar dos virtudes que admiro de él: la vida discreta que lleva a pesar de haber acumulado la fortuna más importante de España; y la generosidad que ha demostrado con los españoles en sus múltiples donaciones a la sanidad, no sólo durante la pandemia, sino en los últimos 15 años.
¿Has tenido algún fracaso como emprendedor? ¿Qué aprendiste de él?
Como cualquier emprendedor, ¡alguno qué otro! Y quien diga que nunca fracasó, o está mintiendo o está tirado en el sofá. He tenido 2 grandes fracasos.
El primero, cuando creé un portal de venta de entradas online específicamente para la noche de fin de año. Una idea que cogí de USA, y la traté de implementar en Barcelona añadiendo mejoras y facilidades tanto para el proveedor como para el cliente final, pero el consumidor todavía no tenía la cultura de comprar entradas online. La lección: cada cosa en su momento.
El segundo, al escoger a mi ex-socio. Una relación de este tipo es como un matrimonio o incluso más complejo. Y nunca acabas de conocer a la otra persona hasta que hay dinero de por medio.
¿Es el modelo de Social Marketplace escalable a todo el mundo?
Sin ninguna duda, incluso más fácil que otros modelos de negocio. Es cierto que no todas las culturas acogen tan rápido esta nueva forma de relacionarse, pero todo hace pensar que llegará a todos los rincones del mundo.