Existe una relación evidente entre una startup y una scaleup, sin embargo, existen ciertas características que las diferencian. La definición literal de startup es “the action or process of setting something in motion”, que en español significa: La acción o proceso de poner algo en movimiento. Una scaleup en ningún caso está en esas primeras fases de puesta en marcha de una empresa, ni si quiera es una pequeña empresa que quiere acabar de posicionarse. La scaleup va más allá. Hablamos de empresas con una idea clara de quien son y como lo hacen, que buscan despegar y escalar su negocio.
¿Qué es una scaleup?
Una startup y una scaleup tienen cosas común, la fina línea que los separa es el nivel de desarrollo de cada una de ellas. Cuando la startup ya está asentada en el mercado y quiere dar el salto, entonces la podemos empezar a considerar una scaleup. Exactamente, la definen como una empresa que ha crecido un 20% anualmente durante los últimos tres años y con una plantilla de mínimo 10 empleados desde que comenzó este crecimiento. Al final lo que se busca es que una vez un modelo de negocio se ha probado, ponerla a prueba y ver si el producto o servicio es escalable realmente. Este proceso suele suponer un cambio grande y suele venir acompañado de grandes retos.
Las scaleups que van consiguiendo sus objetivos suelen convertirse en empresas de mucho éxito y dan la impresión de que son intocables, sin embargo, siguen teniendo esa esencia startup que precisa de continuo apoyo y consejo. Los medios para conseguir este consejo se limitan ya que pocos han experimentado la presión y el dinamismo que supone este cambio radical. Es por ello que, la importancia de tener una red de contactos amplia en la que apoyarte para esquivar todos los obstáculos que te encuentras por el camino es mucha.
En España estos son buenos ejemplos de scaleups:
- Cabify
- Ticketea
- Goiko
Diferencia entre startups y scaleups
Podemos decir que todas las scaleups son startups pero no todas las startups son scaleups. No todas las startups están preparadas -o quieren- dar el paso a esta escalada. Tras haber iterado todo lo necesario, la empresa ya sabe lo que la hace rentable, por lo que es hora de llevar ese modelo de negocio a otro nivel. Además, este tipo de empresas que tienen el modelo de negocio probado, son muy jugosas tanto para inversores como para potenciales empleados. Al fin y al cabo, estamos hablando de llevar un modelo de negocio que funciona bien a la champions league.
Una vez eres una scaleup, el momento de descubrir, escuchar al consumidor y hacer virguerías ha terminado. la empresa ya conoce lo que hace funcionar a su negocio y simplemente lo quiere escalar. Esto implica seguir una estrategia milimétricamente, ya que hay mucho que perder, lo que supone menos riesgo. Es por eso que podemos decir que el riesgo está más controlado, aunque el entorno siga siendo revuelto y dinámico y tengan que saber seguirse adaptando. En las startups esto no es así, es un momento más libre y de experimentación en la búsqueda de la pepita de oro, o en otras palabras, del modelo de negocio que funcione.
En las scaleups, los puestos están mucho más definidos, existen especialistas en diferentes áreas que se dedican al 100% a esa área (aunque interactúen con muchos otros departamentos). En las startups muchas veces se trata de sacar el trabajo adelante aunque una misma persona lleve a cabo muchos roles a la vez.
De esta estrategia más estricta derivan unos procesos de selección más organizados y exigentes. En estos primeros suelen centrarse más en el aspecto técnico, sin embargo en las startups se busca más esa faceta de “problem solver” que puede atender a más de una necesidad.
La gestión también cambia de manera significativa, la gestión requerida en una empresa en sus primeras etapas es totalmente diferente a la requerida por una empresa cuando llega a la etapa del scaleup. En pocas palabras, cuanto más gente se contrata, más gente se tiene que dirigir. A medida que los departamentos crecen en número, hay más espacio para errar. Si no se gestionan correctamente estos nuevos retos, se producirá una rotación de empleados, una disminución de la motivación y una reducción de la productividad.