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Startup: ¿En qué momento deja de serlo?

Aún recuerdo como si fuera ayer el día en que un buen amigo de universidad afirmaba que estaba montando una empresa con un socio, -una startup– dijo.

No contaban con equipo, ni experiencia laboral. Su única financiación eran sus ahorros tras haber trabajado los fines de semana en el catering del padre de uno de ellos. No tenían nada más. Se veían en ese punto, con solo 22 años y “tan solo” una buena idea.

En ese momento no sabían cómo materializarlo, ni siquiera eran capaces de estimar sus ventas, únicamente tenían en su cabeza cómo iban a sacar su idea adelante. Tenían muy claro el hueco de negocio existente y, lo más importante: por qué sería un éxito.

Tras 11 años de duro trabajo, hoy, aquella startup es una multinacional que opera en 5 países. Pero, ¿En qué momento dejaron de llamar a su empresa startup?

Recordemos qué es una startup

Startup es un término que surge en los años 50 en Silicon Valley, cuando unos amigos ingenieros dejan su trabajo para montar su propia empresa. Hoy en día es un término que define a una empresa emergente, pero hay mucho más allá de esta consideración.

La definición literal de startup es “the action or process of setting something in motion”, que en español significa: «La acción o proceso de poner algo en movimiento”.

Es importante recordar que startup es sinónimo de una empresa joven, que tiene una gran capacidad de cambio y de crecimiento. Una empresa que surge con una solución innovadora a un problema del “mundo” y que está dispuesta a dejarse la piel porque realmente cree en su idea novedosa. Esto último es lo que más la define. La gran innovación y el uso de tecnología digital toma un papel fundamental.

Debe ser realmente rápida para considerarse startup.

Entonces, ¿toda empresa pequeña lo es?

La startup, más que por su tamaño, se caracteriza sobre todo, por ser un negocio que crece de manera exponencial y eficiente.  Por ello es muy necesario no tener miedo al cambio, ya que está en constante evolución.

Una startup sale al mercado a jugársela, con una gran idea de negocio y con el convencimiento de construir la que será una gran empresa. La startup ve la luz, normalmente, con necesidades de capital importantes y utilizan todas las vías posibles para lograr el crecimiento y la financiación. Suelen necesitar ayuda de inversores o Business Angels que invierten en sus proyectos.

No todas las empresas pequeñas son startup. Es preciso que su capacidad de crecimiento en cuanto a generación de ingresos sea más rápida que su estructura de costes (lo que se define como escalable). Corren más riesgos que una PYME y su tasa de supervivencia suele ser menor, ya que su objetivo suele ser mucho más ambicioso. En definitiva, el riesgo que asumen es mayor.

Ahora sí, ¿Cuándo deja de ser startup?

Hay quien dice que dos años son suficientes para dejar a un lado este término de “empresa emergente”, independientemente de cómo te vayan las cosas. En otros ámbitos se les atribuye el apellido “empresa” cuando sus cifras de facturación son importantes…pero, el término startup implica más condiciones, ¿o no?

Marek Fodor, presidente de Kantox y cofundador de Atrápalo, empresas que comenzaron como dos startups de éxito, nos aporta unas claves para considerar cuándo una startup deja de serlo:

    • Cuando la empresa llega a su punto de “breakeven”, es decir, cuando iguala sus costes con sus ingresos.
    • Que haya conseguido que sus empleados trabajen 8 horas al día, no más, y en caso de no estar presente el “jefe” funcione igual o mejor.
    • Si la empresa tiene dos años o más.
    • No ha necesitado financiación más allá de la inicial.

Estando de acuerdo con estas premisas, añadiría algunas otras más ligadas quizá al carácter emprendedor de startup. A continuación comprenderéis a que me refiero.

Observando el paradigma empresarial, es interesante darse cuenta de que hay enseñanzas que continúan intactas con el paso del tiempo. El claro avance tecnológico, el nacimiento de internet en 1983 y el uso de las telecomunicaciones en el día a día puede llevarnos a pensar que todo ha cambiado demasiado. Nada más lejos de la realidad.

Si nos apoyamos en la historia, entenderemos que hay una parte del camino que vamos a realizar que ya reconocemos. Las siguientes frases me trasladan totalmente al espíritu startup pese a ser expresiones escritas hace años por empresarios que hicieron historia:

  1. Henry Ford sentenció que “El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia”. Los mejores emprendedores de éxito del mundo tienen alguna startup «fracasada» a sus espaldas.
  2. Pablo Picasso insistía en que “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Un emprendedor invierte su tiempo, sus pensamientos y su trabajo continuo en como mejorar esa idea inicial y como hacer que su startup llegue más lejos.
  3. Albert Einstein apuntaba que “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. Sin ella no llegamos ni a la vuelta de la esquina. Sin esta premisa una startup cerraría el mismo día que crea su razón social. La fuerza de voluntad y la constancia es capaz de transformar un reto en un proyecto ambicioso.

Bajo estas sentencias, una startup dejará de serlo cuando pequeños o grandes fracasos del día a día lleven a su equipo a hundirse y a abandonar el barco, cuando no existan más ganas de trabajar porque los resultados no son los esperados y cuando el emprendedor sienta que la voluntad no es suficiente para continuar.

Dejando a un lado este enfoque más sentimental, estaréis de acuerdo conmigo en que todos los empresarios deberían tatuarse las frases célebres anteriores si quieren tener éxito, no solo las startup.

El carácter crucial del emprendedor de startup le hará capaz de afrontar todos los retos, piedras en el camino y desengaños posibles para luchar en el mercado como el que más y salir a dejarse la piel, como ya explicábamos en los inicios de este artículo.

Por lo tanto, para poder decidir cuando una startup deja de serlo, no solo debemos mirar el tiempo, las cifras y su estructura de empresa sino a la esencia de la misma y su capacidad de adaptarse realmente a los acontecimientos.

Y tú, emprendedor, ¿Cuándo consideraste que tu startup dejó de serlo?

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