Verónica Trapa es Managing Director del primer fondo de Venture Capital hispano-israelí con foco en deep-tech, Swanlaab. Casi nada.
Tenemos el placer de conocer de primera mano a qué se dedica Swanlaab y qué le diferencia de otros fondos de Venture Capital Además, descurbimos el contraste entre Israel y España en términos de emprendimiento y recibimos consejos y aprendizajes acerca de cómo y cuándo emprender. Por si fuera poco, Verónica Trapa nos da a conocer un proyecto apasionante y solidario que desarrolla en paralelo a Swanlaab.
Conozcamos un poco más a Verónica Trapa:
¿Cómo explicarías lo que hace Swanlaab a un inexperto en el área?
Swanlaab quiere participar como inversor profesional (Venture Capital), poniendo dinero en compañías tecnológicas españolas con alto potencial de crecimiento internacional (start-ups). Éstas, tienen que tener un producto tecnológico diferencial (Deep tech) que sirva al mundo de la empresa (B2B). Dado su rápido ritmo de crecimiento y expansión (scale-up), van a seguir necesitando financiación profesional (rondas), hasta ser vendidas a un corporativo (exit) o hasta su salida a bolsa (IPO).
El vehículo con el que invertimos, es un fondo de inversión de tipo cerrado (FCR), lo que significa que hay un grupo concreto de inversores (LP’s o limited partners) que comprometen desde el inicio un capital determinado (fund size), en nuestro caso 40M, para que nosotros como gestores (GP’s o general partners) invirtamos diversificando en unas cuantas compañías (portfolio) de cara a obtener un retorno de la inversión (TIR o MM), mediante la salida (exit) de estas compañías.
¿Qué virtud crees que debe de explotar Swanlaab?
La vocación de apoyo e involucración en las compañías en las que invertimos (hands-on approach). Nuestro enfoque de inversión tiene un claro componente de apoyo operacional que, queremos desarrollar junto a emprendedores con fuertes valores de equipo, muy centrados en la obtención de resultados. Consideramos que una ejecución impecable, es un factor de riesgo a controlar durante el crecimiento de cualquier compañía.
¿Qué principales diferencias existen entre el emprendimiento israelí y español?
Nivel de madurez de los emprendedores: en Israel llevan 30 años emprendiendo con fondos de Venture capital (desde los 90’s) y las dinámicas entre inversores y emprendedores son ya muy conocidas. En España, aunque hay algunos emprendedores que conocen bien la industria, muchos aún las están aprendiendo.
Nivel de desarrollo del mercado interno: en España, hay un mercado interno de empresas y corporativos, dónde cualquier start-up puede testear si su producto tiene o no encaje en el mercado, lo que puede retrasar esta evaluación a nivel internacional. En Israel, no hay otra opción que salir fuera desde su propia concepción, porque no existe un tejido empresarial a nivel interno, ni hay un mercado cercano al que servir para poder crecer.
Un emprendedor al que admires ¿Por qué?
Sin dar nombres, son muchos los emprendedores a los que admiro y me vienen a la mente, pero el motivo que me hace admirarlos es casi siempre el mismo. Admiro a los emprendedores, que sabiéndose tremendamente inteligentes se mantienen humildes y son capaces de rodearse de gente aún más brillante, experimentada y hábil, creando un equipo que suma más que sus partes. Liderar un equipo así, con todos los errores y tropiezos propios de la naturaleza del negocio, con muchas dosis de soledad e incertidumbre a la hora de tomar decisiones, manteniendo la pasión y la motivación de su gente, es de gente excepcional y admirable.
¿Cuál fue tu primer fracaso como emprendedor? ¿Qué aprendiste de él?
En 2003 monté Life&Colors junto a otros socios y sin inversión profesional, una cadena de tiendas de textil hogar con producción propia de ropa de casa, que crecía a través de franquicias y corners. En 2008 con la crisis golpeando a España, el consumo de este tipo de productos se redujo notablemente y la inversión para apertura de tiendas también, justo cuando estábamos explorando la posibilidad de un par de acuerdos para entrar en Colombia y México. Mi mayor aprendizaje fue entender que era un negocio que necesitaba un volumen mínimo de tiendas para operar, en torno a 10-12, y así mantener un modelo de producción y comercialización que permitiera una sana rotación del stock, ya que sino estabas atrapado y que deberíamos haber contado con inversión profesional para poder acometer el reto de escalar.
¿Qué es lo que más te motiva cuando te aventuras en un nuevo proyecto?
La gente que me va a acompañar, hay gente con la que me iría al fin del mundo y otros con los que no iría a la vuelta de la esquina. A estas alturas de mi vida, creo que lo más relevante es el viaje y disfrutarlo en la compañía adecuada. La vida ya se encarga de ponerte las cosas complicadas por definición, así que al menos, que la aventura sea con gente que merezca la pena.
¿Qué valoras más de una startup para medir su potencial?
Al hablar de startups, está implícito su potencial de crecimiento, es decir que hay un mercado relativamente grande a conquistar con un producto diferencial.
Pero este potencial sólo lo logran los mejores equipos, que saben adaptarse a lo que el mercado demanda en cada momento y hacen lo necesario para no perder la oportunidad. Los fundadores y los equipos de los que se rodean, son el factor diferencial.
¿Qué proyecto ajeno a Swanlaab te ilusiona más actualmente?
Llevo desde el año 2009 participando en el proyecto de montar en Madrid una comunidad del Arca, un lugar dónde personas con y sin discapacidad intelectual optan por vivir, trabajar y crecer juntas. El objetivo no es ser una solución al problema de la discapacidad, sino ser un signo de esperanza, unidad y reconciliación en un mundo dividido. Desde el 2013 que se creó la fundación, hemos buscado una casa desde la que poder operar. En 2019, nos presentamos a un concurso del ayuntamiento de Alcobendas para una cesión y ahora estamos terminando las obras de adaptación y espero que en breve y tras tantos años, sea una realidad.